Por Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario, Ingeniero Comercial, Magister en Administración de Empresas de IEDE y Master de Administración de Empresas en la Universidad de LLeida
Hace unos años, las grandes inversiones inmobiliarias realizadas por chilenos en el extranjero estaban centradas en los llamados “multifamilys” o en proyectos inmobiliarios, y correspondían a personas con información especial. Sin embargo, el escenario ha cambiado drásticamente en la actualidad, especialmente desde el estallido social, ya que los chilenos han ampliado su horizonte de inversión, buscando oportunidades fuera de las fronteras nacionales. Este cambio se debe a la búsqueda de un retorno seguro y alto, así como la necesidad de diversificar el patrimonio, dada la compleja situación en Chile y Latinoamérica.
Hace cinco años este cambio de enfoque ya era evidente. Sin embargo, en la actualidad, la situación está más regulada. A diferencia de otros países latinoamericanos como Argentina, Venezuela o México, que han sido actores relevantes en la inversión inmobiliaria internacional, Chile no ocupaba un papel destacado en este ámbito. No obstante, el panorama ha evolucionado.
El año pasado, Chile comenzó a tomar una posición más relevante en Estados Unidos, específicamente en Florida, con una participación cercana al 6% en las inversiones inmobiliarias de este estado, concentrándose principalmente en áreas como Miami y Orlando.
Aunque está más controlado, se ha abierto un nuevo panorama para los inversionistas chilenos, mostrando que el extranjero no es solo un espacio para inversores experimentados, sino también para aquellos que buscan diversificar su cartera.
Los chilenos, no solo están mirando hacia Estados Unidos, sino que también dirigen su atención a Europa y el Caribe, generando una demanda constante de aquellos que desean invertir fuera del país, ya sea con recursos propios o a través de créditos gestionados en el extranjero.
En la misma línea, los grandes inversionistas están mostrando un fuerte interés en diversificar sus carteras. La situación interna de Chile, con temas constitucionales aún sin resolver y obstáculos en materia de permisos, ha impulsado a estos actores a considerar la inversión extranjera como una alternativa atractiva.
A pesar de la diversificación hacia otros destinos, el 90% de las inversiones chilenas se concentran en Estados Unidos, seguido en menor medida por Europa y el Caribe. Esto se debe en gran parte a que Estados Unidos es un país conocido como una de las principales potencias mundiales, con la ventaja de retornos en dólares, mayores opciones de financiamiento y una familiaridad arraigada entre los chilenos, dada la proximidad geográfica y cultural, a pesar de estar en el otro extremo del continente.
Esta tendencia de inversión internacional parece haber llegado para quedarse. Sin embargo, es importante señalar que el flujo de inversión debería tender a estabilizarse, ya que está influenciado por el clima político en Chile. Esta evolución demuestra un cambio significativo en la mentalidad de los inversionistas chilenos, quienes reconocen la importancia de diversificar y explorar oportunidades más allá de las fronteras nacionales. Esta tendencia es una respuesta a la situación interna y una estrategia para asegurar un futuro financiero más sólido y diversificado.
Fuente: Presslatam