Es muy lamentable que nos estemos acostumbrando a ver cómo se destruye la inversión de grandes proyectos que generarán empleo y contribuirán al tan necesitado crecimiento de nuestro país. Frente a tasas históricas de desempleo y con una economía en recesión lo que realmente hace falta es un pacto por Chile, no sólo fiscal, que devuelva la seguridad a nuestras calles, construya confianzas en el tejido social, priorice la creación de nuevos puestos de trabajo y genere incentivos al capital que se deja de invertir o simplemente se va del país.
Se equivocan los que creen que la permisología es la defensora del medio ambiente y la inversión su peor enemigo. La mirada arraigada en la trinchera propia, desacreditando o demonizando al que piensa distinto y creer que las oportunidades que dejamos pasar hoy no tendrán un impacto en el futuro, nos ha llevado a un punto de inflexión de alta incertidumbre y baja competitividad que otros países están aprovechando en su favor. No abusemos del dicho ‘nunca es tarde’, porque cada día que pasa es uno que podríamos haber aprovechado para enmendar el rumbo.